NVM Hidrokinesioterapia
Lic. Nancy V. Mollar - KINESIOLOGA FISIATRA UBA - M.N. 14219 - M.P. 3554
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Lic. Kga. Ftra. Nancy V. Mollar

- Kinesióloga Fisiatra (UBA) MN 14219 - MP 3554.
- Especializada en Rehabilitación Acuática - Hidroterapia - Kinesiología Acuática - Terapia Acuática. Terapeuta Acuática Certificada en Técnicas avaladas Internacionalmente.
- Creadora de la Técnica RAH® (REHABILITACION ACUATICA E HIDROTERAPIA).
- Directora del Curso de Postgrado en Rehabilitación Acuática e Hidroterapia - COKIBA - Arg.
- Especialista en Estimulación Temprana y Psicomotricidad- UBA.
- Especialista en Ortopedia y Traumatología - UBA.
- Especialista en Gerontología y Geriatría Kinefisiatrica - UBA.
- Especialista en Rehabilitación Cardiaca y Respiratoria Universidad Favaloro.
- Docente Adjunta en Kinefisiatria en Cuidados Paliativos Universidad Nacional de La Matanza.
- Encargada de Enseñanza; Catedra Atención Primaria de la Salud Facultad de Medicina - UBA.
- Docente Adscripta de la Facultad de Medicina, Escuela de Kinesiología, UBA.
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Información para Médicos
Estudios que avalan esta actividad
Se define como la realización de ejercicios terapéuticos en el agua, utilizando, a éste como medio terapéutico, en especial, en el tratamiento de pacientes con afecciones traumatológicas (fracturas, luxaciones, desgarros, esguinces), neurológicas (hemiplejías, esclerosis múltiple, poliomielitis, guillan barre, parálisis cerebral) y reumatológicas (artritis, artrosis, espondilitis anquilosante, fibromialgia).
En el tratamiento del dolor crónico (cervicalgias, lumbalgias, pinzamientos, hernias de disco), en medicina del deporte (postraumáticos, posquirúrgicos), artroplastias, en pacientes cardiovasculares y respiratorios (asmáticos, epoc) y en rehabilitación de la columna vertebral, el ejercicio acuático terapéutico puede ayudar a conseguir una recuperación mas rápida de la funcionalidad y una reducción mas precoz y notoria del dolor acarreado.
Se aprovecha el poder de flotabilidad y la disminución de la gravedad que confiere el agua para acelerar procesos de rehabilitación imposibles de realizar con medios convencionales. Mediante la propiedad de flotación, se puede disminuir hasta un 90 % el efecto de la gravedad (principio de Arquímedes). Esta forma terapéutica es beneficiosa cuando se desea que el cuerpo pase a un estado de ingravidez parcial o total. La fuerza de flotación disminuye la carga axial sobre la columna vertebral y las articulaciones de carga, proporcionalmente al grado de inmersión. Por ejemplo, estando de pie con el agua a nivel axilar, el peso corporal se reduce un 80% en las articulaciones y en la columna vertebral. El shock del impacto de tener que soportar el peso es mínimo en el agua (en este caso solo soportaría la columna vertebral, el 20% del peso real del paciente).
El impacto en el suelo es uno de los culpables mas comunes del dolor articular después del ejercicio. La flotabilidad del agua elimina la presión sobre las cápsulas articulares y junto con el calor incrementa la capacidad para moverse cómodamente y con mayor agilidad. Por consiguiente se reduce el estrés articular y el riesgo de padecer dolores articulares, mientras se hace ejercicio en dicho medio.
El entorno acuático permite fortalecer los músculos utilizando el agua como elemento de resistencia. Este medio brinda un ambiente propicio para la reeducacion de músculos débiles, pudiendo controlar las fuerzas de compresión sobre las articulaciones solamente con variar el grado de inmersión. Entre otros beneficios fisiológicos podemos citar además:
- la reducción del edema y el incremento del retorno venoso (efecto de la presión hidrostática, beneficiando la circulación)
- la mejora de la función cardiovascular (incrementando además la resistencia cardiorrespiratoria)
- la mayor proporción de quema de grasas que se da en el medio acuático según trabajos científicos (se utiliza una mayor proporción de grasas como fuente de energía en el trabajo aeróbico acuático 77.2% frente a 42.5% para el ejercicio aeróbico terrestre)
- el desarrollo de una fuerza muscular equilibrada (por ejercitar los músculos de ambos lados de una articulación durante el mismo ejercicio)
- evita las atrofias musculares y la formación de tejido cicatrizal excesivo y desordenado (fibrosis)
- la reducción del estrés óseo, articular y muscular
- los beneficios psicológicos que la práctica de esta actividad trae aparejados.
Las indicaciones de la terapia acuática incluyen todas las patologías que afecten al aparato locomotor en las que deseamos reducir el dolor, el espasmo muscular y el edema. Por ejemplo, tras lesiones o patologías lumbares, los pacientes suelen estar tan doloridos lo cual les impide realizar ejercicios o sus tareas diarias.
Muchos de los ejercicios realizados en tierra bajo el efecto de la gravedad, tienen el riesgo potencial de incrementar la presión intradiscal, provocando un incremento del dolor. El uso de la terapia acuática en los dolores lumbares hace que los pacientes toleren mucho antes la realización de ejercicios, debido a la ausencia de gravedad, que disminuye la presión intradiscal, el dolor y el espasmo muscular (Konlian, 1999). Entre otros ejemplos podemos citar, la eficacia de la terapia acuática en patología lumbar, la cual quedo demostrada en un estudio realizado por Ariyoshiet et al. (1999). En este, se realizo la potenciación de la musculatura abdominal, glúteos, cuadriceps e isquiosurales y la flexibilización de la musculatura vertebral. La mejoría de los pacientes se mantuvo más allá de los 6 meses, tras el tratamiento, en el 90 % de los casos.
Sanders (1993) objetivó un incremento de la fuerza abdominal en el medio acuático, sin realizar ningún ejercicio especifico de fortalecimiento de dicha musculatura. Esto es un hecho importante debido a que el tono abdominal en afecciones lumbares juega un rol fundamental, siendo considerada por algunos autores como una verdadera FAJA ABDOMINAL. Esta mejoría fue atribuida a la posición vertical y dinámica utilizada en la actividad acuática.
Hoeger et al. (1993) demostró que ejercicios conducidos en agua no profunda, produjeron mayores incrementos de fuerza y resistencia que las clases de aeróbica tradicionales. En cuanto a la flexibilidad se objetivaron importantes mejoras en los acortamientos de la musculatura isquiosural y paravertebral, así como de la movilidad de la columna lumbar.
Templeton (1996) y Wyatt (2001) encuentran diferencias estadísticamente significativas en la percepción del dolor (siendo este mucho menor en el medio acuático) al compararlo con la rehabilitación convencional en suelo en pacientes con artrosis.
Poyhonen (2001) realizó estudios electromiograficos donde objetivaron una menor activación de la musculatura antagonista de la rodilla durante los movimientos de flexo-extensión realizados en el agua. Este hallazgo demuestra una mayor relajación de la musculatura antagonista lo que permite un mayor arco de movimiento.
Camillieri y Cols (2002) demostraron que un grupo de pacientes intervenidos de rotura de ligamento cruzado anterior y sometidos a terapia acuática mostraron una recuperación mas precoz y eficiente que otro grupo que solo realizo rehabilitación convencional. Además otros estudios científicos demuestran una evolución clínica positiva en otras patologías tales como artrosis de cadera, rodilla, hombros, columna y en ciertas poblaciones específicas que se ven afectadas por dolencias como, deportistas, discapacitados, transplantados, obesos y tercera edad.
Por último quiero destacar el trabajo presentado por el Dr. Lis (2007) en el primer congreso iberoamericano de Oxigeno ozonoterapia en Bs. As en el cual expuso su experiencia en el tratamiento con ozono y rehabilitación acuática en discopatias en columna vertebral, el cual deja como resultado un 79% de éxito en sus resultados combinando ambas terapias sin necesidad de realizar otras alternativas ni medicas, ni quirúrgicas (sobre un total de 311 pacientes tratados).
Entre otras cosas quiero destacar que, una sesión de 30 minutos en el agua, puede equivaler a una sesión de 45 minutos en tierra, lo cual la convierte en una excelente manera de obtener la misma carga de trabajo en menor tiempo (según el Physical Terapy Forum 1989).
Es importante que esta actividad terapéutica sea realizada por un profesional kinesiólogo/a capacitado en el tema. Solo el kinesiólogo/a sabe el abordaje y el tratamiento que debe realizar ante las distintas problemáticas y patologías de columna. En consecuencia, es patrimonio del kinesiólogo el abordaje terapéutico del paciente. Una vez finalizado el tratamiento de hidroterapia personalizado, el paciente puede continuar con una actividad acuática de mantenimiento (abordaje grupal) cumpliendo con las indicaciones que dio el kinesiólogo en las etapas previas. No es necesario que el paciente sepa nadar para llevar adelante esta terapia. Esto es importante que el paciente lo sepa.
Como contraindicaciones absolutas para la práctica de esta actividad podemos enumerar: heridas abiertas, incontinencia rectal, infección urinaria, diabetes no controlada, hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca mal controladas y enfermedades infecciosas. Como contraindicaciones relativas podemos agregar: resfrios, hipersensibilidad a compuestos químicos de la pileta, infección de oído, medicación que pueda afectar la frecuencia cardiaca y la presión arterial (controlar antes de entrar a la pileta) y acuafobia.
Lo que resulta tras años de experiencia en esta actividad, es una clara disminución de los tiempos de recuperación del paciente y por ende del costo socioeconómico de sus dolencias.
Por lo tanto y por todo lo expuesto anteriormente, se deja en claro, que la hidroterapia es un gran complemento dentro del tratamiento kinesico convencional. Los pacientes manifiestan sentirse mejor después de una sesión de hidroterapia y frecuentemente notan progresos luego, en la realización de sus actividades de la vida diaria otorgándoles una mejor calidad de vida.